Hans Barreth se diplomó en Lausana (Suiza) y trabajó antes de alcanzar la treintena con los arquitectos Raymond López, que fue colaborador de Henry Pottier, y Alvar Aalto, ganador de la Medalla de Oro del Instituto Americano de Arquitectos, AIA, y creador de la Ópera de Essen.
Este arquitecto conoció, desde temprana edad y en primera persona, los conceptos de arquitectura sustentable de la cultura esquimal itnuit, de los amerindios del oeste de los Estados Unidos, y de los mayas, impregnándose así de su integración en el entorno de una manera ecológica.
Tras colaborar con Eugène Lizero en la proyección de Cannes, Barreth creó su propio despacho de arquitectura. Desde el que intervino, directa o indirectamente, en prácticamente todo el esplendoroso desarrollo de Cannes durante el último cuarto del siglo XX, incluyendo proyectos como el aeropuerto de Cannes-Mandelieu y el hipódromo de la Côte d’Azur.
También creó el Centro de Negocios de Abidjan, en Costa de Marfil, un hotel en la República Centroafricana, y realizó una intervención de mejora en un barrio de 1.500 habitantes en N’Djamena, Chad. A partir de 1980, ha trabajado en Los Ángeles (EE.UU.), Egipto, Túnez, Mumbai (India), Jordania, Corea, el Golfo Pérsico y España.
A lo largo de su carrera, Barreth se ha interesado por la creación de ‘edificios verdes’, especializándose en los últimos 15 años en el diseño y fomento de la arquitectura sostenible, o ecológica, cuya máxima expresión es el Green Building.
Hans Barreth resultó ganador de varios concursos internacionales para el desarrollo de varias promociones de arquitectura sostenible; incluidos dos palacios turísticos en Arabia Saudí, un barrio en Amman (Jordania) y el hipódromo de Abu Dabi, en los Emiratos Árabes Unidos (EUA).